Se debe a un termino conocido como “Happy Cows” o “Vacas Felices”.
En Argentina lo tiene muy claro y sus vacas son vacas felices, están siempre al aire libre, tomando el sol, en planicie lo que hace que su carne no sea dura, comiendo hierba y no maíz como sucede en algunos países. No es sano para una vaca el consumir maíz ya que es difícil de digerir y les produce bacterias peligrosas. Las vacas argentinas viven en las interminables praderas de La Pampa que cuentan con pastos de calidad sin aditivos que crecen en un suelo muy fértil y abundante agua.
Un primer secreto es claro: La vida que tiene la vaca y lo que come. Seguimos con el proceso de maduración que hacen a la mayoría de cortes en el país. Estos procesos de maduración ayudan en la terneza y jugosidad de los cortes, y comienzan desde el sacrificio del animal hasta tres días después. En tanto mayor tiempo dure el proceso mayor será su terneza, nutrición y digestibilidad.
El proceso de maduración se da en espacios con infraestructura especializada y estándares técnicos específicos. Así como un queso se madura y un vino se añeja en barrica , así mismo la carne tiene su proceso de maduración.
Los cuidados en la carne no terminan aquí. Los argentinos son expertos en asados y es claro que aquí esta la estocada final para deleitar el paladar. Ellos enfatizan en ahumar mas que en sellar, encienden el asador con briquetas de madera y no asan en rejilla sino en parrillas de piedras volcánicas o con ladrillos térmicos cerámicos.
La carne argentina no necesita de adobo, solo sal parrillera ya que su proceso de maduración y la vida feliz de la vaca da para conseguir un sabor sin igual.
Cada país sin lugar a dudas tiene sus fuertes gastronómicos y Argentina es evidente que su fuerte son las carnes.
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